Estos tres estudiantes viven en una casa de vecinos muy peculiar... Los dos más fuertes, dos vagos machistas que se pasan el tiempo jugando a la consola, han convertido al tercero, serio e introvertido, en un auténtico pelele. Entendiendo que es gay y sumiso, lo han dominado durante meses hasta convertirlo en su esclavo total. El chiflado oficial del compañero de piso, el pequeño hace todas las tareas de la casa y cuando no está limpiando el suelo, está limpiando las bragas de sus antiguos compañeros que se han convertido en sus amos. También acepta todos sus juegos perversos y degradantes. Mollares, bebida amarilla casera para tragar bajo su mirada despectiva, bombeo profundo de pollas, consoladores: totalmente esclavizado, sólo vive para someterse a su perversión diaria... ¡y en el fondo, sabe que le gusta!